Los conflictos en la mesa.

Ya no tenía escapatoria. El padre le agarraba las piernas como podía, la abuela se encargaba del brazo izquierdo con una mano y le tapaba la nariz con la otra. La madre se encargaba del otro brazo y le apretaba la mandíbula para que mantuviera la boca abierta. Quizá no había sido buena idea que el abuelo fuera el que se encargara de la cuchara, pero ya era algo tarde para cambiar la estrategia. La masa de verduras cocidas y trituradas se dirigía temblorosa hacia su objetivo dejando un rastro verde espeso sobre el mantel blanco.

Pese a la inyección de vitaminas y minerales, la falta de oxígeno hizo cambiar el rostro cristalino del niño del rojo berrinche al morado berenjena y aunque parecía que le iban a saltar los ojos como dos palomitas de maíz, al fin tragó.

 

Todos le soltaron con gesto de alivio.

 

—Ves, Manolito, como por una cucharadita no te iba a pasar nada.

La escena de este relato que hemos creado parece exagerada, pero en ocasiones la realidad supera a la ficción. ¿Conocéis a alguien que pone la misma película de dibujos a la hora de la cena una y otra vez? ¿Y a alguien que enmascara la verdura en los platos de sus hijos con miedo a ser descubierto?

En el artículo La importancia del mensaje en la alimentación de nuestros hijos comentábamos que los padres tenemos que tratar la alimentación con naturalidad. La naturalidad nos ayudará a evitar conflictos en la mesa.

Hay una serie de hábitos familiares que debemos cuidar a la hora de comer. Se trata de que se establezca una relación positiva y natural entre el niño y los alimentos. Los niños aprenden por observación, por eso es tan importante que los padres sean los primeros en incorporar hábitos saludables a diario.

Observa el siguiente dibujo y piensa qué puntos son mejorables en esta escena:

Educanano.es-Los-conflictos-en-la-mesa-01

 

¿Has pensado en algunas de estas mejoras?

  1. Comer sin televisión.
  2. Eliminar los refrescos.
  3. Evitar enfados y discusiones a la hora de comer. Utilizar mensajes constructivos y conciliadores y mantener conversaciones agradables durante las comidas familiares.
  4. Comer lo mismo que él niño.
  5. Intentar comer en familia por lo menos una vez al día.
  6. No relacionar las emociones con la comida. Es decir, no decir si estamos contentos, enfadados o cualquier otra emoción.
  7. No premiar ni castigar con alimentos.

Si a estas recomendaciones le sumas el respeto a los gustos del niño sin consentir caprichos y la compra y preparación de la comida con su colaboración, nos posicionamos al lado de el niño en lugar de en frente de él.

Aplicando las mejoras, la escena podría pasar a ser esta otra:

Educanano.es-Los-conflictos-en-la-mesa-02
Dependiendo de su edad, los niños pueden ayudar en diversas tareas como: hacer la lista de la compra, comprar, poner la mesa, realizar tareas sencillas durante la preparación de las comidas…

Por ejemplo, durante la compra los más pequeños pueden acompañarnos a la tienda y les podemos ir explicando por qué elegimos alimentos saludables. Los más mayores pueden encargarse de poner en el carrito una parte de la lista de la compra o incluso de hacer ellos solos una pequeña compra.

Para que podáis analizar vuestra escena familiar a la hora de comer, os aportamos un cuadro donde poder registrar los comportamientos que os ocurran durante una semana cuando comáis o cenéis en familia. Se trata de poner atención y tomar conciencia para implantar mejoras.
009-Tabla-para-registrar-comportamientos-durante-las-comidas-en-familia

Descarga la tabla en pdf.

Si registráis vuestro comportamiento y el del niño, os será más fácil sacar factor común. El siguiente paso será fijar una mejora alcanzable.

Haz un dibujo mental de cómo te gustaría que fuera vuestro dibujo familiar y ¡ve a por él!


En este artículo hemos hablado de:

  1. Recomendaciones que podemos poner en práctica para que los niños por observación consigan una relación positiva con los alimentos:

    • No regañar: Hay que tratar la alimentación con normalidad. Nunca obligar a comer ni asociarlo a castigos.

    • No relacionar las emociones con la comida, como por ejemplo decirles si estamos contentos, enfadados o cualquier emoción

    • Tener siempre presente que la responsabilidad de la educación es de los adultos.

    • Crear un ambiente agradable a la hora de la comida.

    • Animar a que los niños colaboren en la compra y elaboración de las comidas.

  2. Es importante tomar conciencia dentro de la propia familia de cuáles son los hábitos de alimentación y procurar mejorarlos.

 


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